jueves, 13 de diciembre de 2007

¿Morir por ser pobre?

Quizás su nombre no diga mucho, por lo común que puede resultar para muchos, pero su lo que sa su corta edad, tan sólo 13 años, le ha tocado vivir, le enfria los huesos hasta a los más insensibles.

Cuando leía la historía publicada en el periódico de mi país, Diario Libre, sentia que las lágrimas querian salir de mis ojos. Y es que para mí, que he visto morir a dos seres queridos, tras perder su batalla contra el cáncer, la historia de la pequeña Johana, esta humilde niña que vivia con su abuela en la margen del río Ozama, en el llamado sector de la Barquita en Santo Domingo, y que por su condición de damnificada sobrevive en un refugio, más que tristeza, me causa profunda indignación.

Me indigna ver que por un cáncer como el que padece está niña, que fue detectado a tiempo, pero que por ignorancia de su madre, así como por falta de recursos para las debidas secciones de quimioterapia, ella tenga que morir, sin ver realizados sus sueños, los que en plena flor de la juventud, deben ser inimaginables.

Me indigna, saber que en nuestro país tantos funcionarios tienen sueldos de lujo y no van en auxilio de todos esos niños que a diario pierden su batalla contra el cáncer.

Me indigna pensar que sólo somos solidarios cuando la magnitud de la catastrofe así lo amerita.

Pero Johanna sigue siendo optimista en medio de su desgracia, y el único deseo que tiene para esta navidad, es que no se le caiga el pelo antes de que pasen estas fiestas, donde muchos gastan, lo que a ella le hace falta para ganarle la batalla a un Linfoma No Hodgkin, un cáncer que afecta su sistema de defensa y que cada día que pasa, le quita vida a sus años.

No hay comentarios: